Mucha princesa para tan poco cuento

 Hoy soy yo quien escribe la historia, y tiene los hilos. Soy quien relata, quien tiene la potestad de definir cuándo y cómo suceden las cosas, y eso se siente más que bien, porque quiero que ya comiencen a suceder. El había una vez, ya me aburrió, siempre comenzando con el pasado, siempre atados a ese verso que nadie jamás podrá comprobar cuando fué ni si sucedió, así que esta vez comienza diferente, empieza así: Hay una princesa que hoy se cansó, se sacó el vestido y los tacones, se tiró a la cama y lloró. ¿Una princesa llorando? Sí, es mi cuento y lo cuento como quiero. Una princesa enojada, frustrada, cansada y vencida, que decidió que ya no quiere fingir más, que ya no quiere seguir las reglas de lo correcto, que ya no quiere cumplir con esas formalidades tan absurdas. Hoy quiere llorar, gritar, desahogar. Una princesa que no necesita que nadie la rescate, que nadie la salve, porque aprendió que debe defenderse sola. Y por esa razón, juntó coraje, tomó su teléfono, marcó ese número que se sabe de memoria, y en cuanto él respondió, sin dejarlo siquiera hablar, le dijo: "escúchame lo que tengo para decirte" y en ese instante fue que el cuento cambió de rumbo. Hubo un cambio de roles, de personaje a narradora. De buena, educada y sumisa, a fuerte, decidida y valiente. Respiró profundo, y comenzó a decir todo aquello que se había guardado detrás de la fantasía, el color rosa, y la magia que la obligaban a mostrar. Comenzó a decirle al príncipe lo errado que estaba, comenzó a relatar el cuento real. "No necesito que me salves, puedo sola. Tampoco quiero que luches con un dragón por mi. Cuando nisiquiera pudiste luchar un poco conmigo para arreglar las cosas, sería tonto de mi parte esperar que pudieras con una bestia. Tampoco quiero que me des un beso, ni que me pongas el zapato, ni que me saques a bailar bajo la luna, ni nada de todas esas promesas que alguna vez hiciste. No quiero un amor esporádico y fugaz.No busco la falsa historia de felices por siempre, y tampoco una simple parábola con lección, de esas ya protagonicé varias, conozco bien la historia y aprendí bien. No quiero buscar más un villano al cual echarle la culpa de los errores y malas decisiones tomadas. No quiero un hada madrina que venga y de la nada me cambie la vida. No quiero un príncipe todo lindo y fortachón que no me sirva para nada. Y la verdad, es que con el tiempo me di cuenta de que: soy mucha princesa para tan poco cuento. Así que ahí te ves, buscate otra bella durmiente, otra cenicienta, otra blancanieves, pero conmigo no cuentes mas" dijo la princesa entre lágrimas de dolor, alivio y desahogo, mientras colgaba el teléfono, mientras se daba cuenta de que esta vez: tenía el control. Y que bueno que soy yo quién escribe el cuento ésta vez, porque veo el futuro, cuál bruja, y un amor esporádico y fugaz, solo dura para un cuento, y yo, merezco más que eso, merezco como mínimo una saga de libros, llenos de historias, amor real y libertad. Merezco ser siempre quién escribe el guión, quién pone las comas y el punto final. Éste no es un cuento convencional, éste es mi último cuento. Porque sin dudas, esta princesa está lista para mucho más. Esta es mi historia, y hoy empiezo a escribirla. Y como quién escribe el guión, tengo el poder de poner fin cuando quiera, y eso es ahora. Colorín, colorado, ese cuento se ha acabado.



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